ASTURIAS. GIJÓN.
NO ME CLASIFIQUEN. ¿¡Es de izquierda o de derecha!? -Tenga calma. Yo soy como las estrellas, con propia luz en el alma.
Da la impresión de que el objetivo político principal que tienen algunos políticos es no destruir los negocios. ¿Por encima de ello no debiera estar el proteger la
salud de todos? Parece que gobiernan gracias al apoyo de los que tienen el dinero,
que de ninguna manera no pueden perder -ni el dinero, ni el apoyo, ni su poder
político- y es por eso por lo que defienden sus intereses.
Es doloroso que se destruyan puestos de trabajo y por eso la atención prioritaria hay que ponerla en que nadie quede desprotegido si pierde su puesto de trabajo. La solidaridad colectiva, de todos y para todos, promovida y gestionada por
el Estado, ha de ser incuestionable.
La muerte de Marisol Castaño, gestora de la LIBRERÍA SOL junto con Yoli Blanco, por mi relación personal con ellas y con la librería, me obliga a lamentar públicamente su pérdida. Debo unir a mis sentimientos los de otros amigos, a quienes he oído expresar la pena por su partida de entre nosotros. No cabe duda de que tanto la librería como ellas mismas han sido una institución importante en El Entrego. Por eso creo que es un momento oportuno para hacer un breve comentario sobre el 50º aniversario de su obra.
Todos estaremos sacando enseñanzas de estos momentos. Parece claro que hay que fortalecer la sanidad pública y que ha de estar siempre a tono, tanto en personal y como en material sanitario, pues han quedado en evidencia algunas de las deficiencias. Yo ya no me creía tanta bondad como se decía de ella. Había desde hace tiempo un dato pésimo: la larga lista de espera para algunas operaciones y también para algunas atenciones, aunque no tanto.En muchos casos la espera suponía dolor para los afectados. Sobre este tema yo echaba de menos que no sean públicas las listas, con el fin de evitar enchufismos.
Otra conclusión: la sociedad no siempre debe seguir criterios económicos para abastecerse y poder satisfacer sus necesidades. No tenemos fábricas de materiales quirúrgicos, como mascarillas y demás, porque nos resulta más barato comprarlo a otros países, China o quien sea. Debiéramos tener fábricas aquí, que por otra parte servirían para emplear trabajadores.
España está pidiendo que la UE mutualice los gastos extraordinarios ocasionados por el coronavirus. Correlativamente habrá que mutualizar, asumir entre todos, la pérdida de puestos de trabajo y las necesidades de subsistencia que ocasione ello (los ERTE primero y luego subsidio de paro…).
Tantas muertes ocurridas en residencias de ancianos es una llamada –dramática- de atención. Estos lugares no pueden ser un objeto cualquiera de negocio. Tienen que estar rigurosamente protegidas por el Estado, primero con leyes y luego con un estricto seguimiento. Es imprescindible que haya las suficientes plazas públicas de calidad para que siempre quien quiera pueda tenerla. No sé si sería posible que todas fueran públicas. Quizás no en nuestra sociedad de libre mercado.
A los que no somos ricos, los problemas importantes que tenemos o podamos tener nos obligan a mirar hacia los demás, hacia el colectivo donde estamos injertados. Los más débiles necesitamos la protección del Estado. Los más fuertes ordinariamente no. Lo que más exigen es libertad de acción.
Pero a esto hay que añadir, y resaltar, que es imprescindible que el Estado, lo público esté en buenas manos, que los gestores sean honrados (no se apropien de la riqueza que tienen en sus manos) y sean justos y equitativos a la hora de pedir fondos para la bolsa común y a la hora de distribuir los recursos. No hay que denostar a los políticos en general sino a los que buscan su propio provecho o el de los suyos. La pena es que a la hora de votar estén agrupados por colores y no por valores, o que no podamos escoger uno a uno.
Creo que estamos obligados a reflexionar sobre los datos más sobresalientes, por el motivo que cada uno estime, que se nos ofrecen en este tiempo de pandemia por infec-ción del Covid-19. A mí me ha impactado el número de muertes que se produjeron en las residencias de gente mayor. Me duele sobre todo porque es un colectivo que en la mayo-ría de los casos, por una u otra razón, las personas viven circunstancias que les hacen más débiles y más desprotegidos. A esto hay que añadir ahora la situación de más soledad, forzada por la separación de sus familiares a la que obligó esta enfermedad.
Según Wikipedia, los bulos, mentiras o fakes news son «un producto pseudo perio-dístico difundido a través de portales de noticias, prensa escrita, radio, televisión y redes sociales cuyo objetivo es la desinformación deliberada o el engaño».
La creación y sobre todo la difusión de noticias falsas, de bulos, o como algunos dicen “fake news”, preocupa cada vez más a nuestra sociedad, marcada por la abundancia y utilización de Redes Sociales (RRSS). Ello sobre manera en los momentos en que está inmersa en la toma de una decisión trascendental, como pueden ser unas elecciones, la toma de una decisión por parte de un determinado país o con ocasión de producirse un acontecimiento… Dicen que la difusión de muchas noticias falsas ha influido en la elección del actual presidente de Estados Unidos o en el referéndum de separación o no de Reino Unido de la UE. Millares de mentiras se han difundido sobre el coronavirus. He leído que en el año 2022, si la cosa sigue creciendo como hasta ahora, circularán por las RRSS tantas noticias falsas como verdaderas.
Estaba yo pesimista. ¡Navidad! ¡Puf..! Tanto fuera como dentro de la Iglesia. ¿Qué tiene que ver tanto montaje económico e ideológico con el nacimiento de Jesús de Nazaret? Cada cual que busque la felicidad (¿el placer?) como quiera y cuando quiera –siempre respetando al otro y lo otro. Pero, qué pena que todo el jolgorio y el negocio se le envuelva con el manto de la “navidad”. ¿La Iglesia no podrá desvincular nuestra celebración del nacimiento de Jesucristo del bullicio festivalero de este tiempo, tal como proponía hace unos días González Faus? ¿Y no está obligada a ir poco a poco desmantelando toda la ideología religiosa que oculta la sencilla, pero grandiosa, realidad humana de Jesús, el profeta de Nazaret, y la enriquecedora propuesta de “vida en Dios” que él ha hecho?
PAPA FRANCISCO:
«Que nuestro tiempo se recuerde por despertar a una nueva reverencia ante la vida, por la firme resolución de alcanzar la sostenibilidad, por acelerar la lucha por la justicia y la paz, y por la alegre celebración de la vida».
LEONARDO BOFF:
Hasta 1961 necesitábamos solamente del 63% de la Tierra para atender nuestras demandas. Con el aumento de la población y del consumo, en 1975 necesitábamos ya el 97% de la Tierra. En 1980, el 100,6%, la primera Sobrecarga de la Huella Ecológica Planetaria. En 2005 alcanzábamos ya la cifra de 1,4 planetas. Y actualmente, en agosto de 2015, 1,6 planetas. Si, hipotéticamente, quisiésemos universalizar el tipo de consumo que los países opulentos disfrutan, serían necesarios 5 planetas iguales al que tenemos, lo cual es absolutamente imposible además de irracional. Así pues, tenemos que cambiar nuestros hábitos de consumo y las formas de producción y de distribución.
PAPA FRANCISCO
...Digámoslo sin miedo: queremos un cambio, un cambio real, un cambio de estructuras. Este sistema ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, no lo aguantan los trabajadores, no lo aguantan las comunidades, no lo aguantan los Pueblos… Y tampoco lo aguanta la Tierra, la hermana Madre Tierra como decía San Francisco.
35 CONGRESO DE TEOLOGÍA
10. Nos comprometemos a luchar contra el modelo económico neoliberal injusto y violento en su raíz, a colaborar en la acogida de inmigrantes y refugiados y refugiadas con las organizaciones que trabajan en esa dirección, a abrirles las puertas de nuestras casas y de nuestras comunidades y a destinar una parte de la colecta del Congreso a este fin.
DE LA EVANGELII GAUDIUM
56. Mientras las ganancias de unos pocos crecen exponencialmente, las de la mayoría se quedan cada vez más lejos del bienestar de esa minoría feliz. Este desequilibrio proviene de ideologías que defienden la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera. De ahí que nieguen el derecho de control de los Estados, encargados de velar por el bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral e implacable, sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y sus intereses alejan a los países de las posibilidades viables de su economía y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A todo ello se añade una corrupción ramificada y una evasión fiscal egoísta, que han asumido dimensiones mundiales. El afán de poder y de tener no conoce límites. En este sistema, que tiende a fagocitarlo todo en orden a acrecentar beneficios, cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertidos en regla absoluta.