ASTURIAS. GIJÓN.
"NO ME CLASIFIQUEN. ¡¿ Es de izquierda o de derecha!? -Tenga calma. Yo soy como las estrellas, con propia luz en el alma".(Gaspar)
“El tema de la sinodalidad no es el capítulo de un tratado de eclesiología, y menos aún una moda, no es un slogan o un nuevo término a usar e instrumentalizar en nuestros encuentros. ¡No! La sinodalidad expresa la naturaleza de la Iglesia, su forma, su estilo y su misión. Por tanto, hablamos de una Iglesia sinodal, evitando, así, que consideremos que sea un título entre otros o un modo de pensarla previendo alternativas”.
El sínodo y la sinodalidad tiene un problema difícil de solucionar: el fuerte clericalismo cuya existencia todos los que participan en él están denunciando. También es problema tan importante la pasibidad de los laicos, a la que se llegó precisamente debido al poco o nulo interés del clero en motivar para que ello no fuera así. ¿El pez que se muerde la cola?
El pensamiento crítico cristiano lleva consigo necesariamente un fin que se podrá verbalizar de diferente manera, pero que en lo esencial habremos de coincidir: hacer un mundo mejor, lo que incluiría cuidar de la naturaleza, nuestra casa común, e ir modelando una sociedad donde las personas van creciendo en fraternidad-sororidad, igualdad-equidad y libertad.
Cualquier reflexión que lleve consigo un análisis crítico más o menos ético de la realidad deberá tener unas repercusiones prácticas. Yo creo que así ha de ser la reflexión sinodal que nos pide hoy la Iglesia católica. Por eso, creo que nos vendría muy bien recordar la metodología analítica practicada por algunos movimientos cristianos que consiste en VER-JUZGAR-ACTUAR. Nos situamos ante la realidad, sea la que fuere, en este caso las comunidades católicas, y tratamos de verla y juzgarla, proyectando sobre ella la luz de los derechos humanos universales y del evangelio de Jesús de Nazaret, para luego transformarla.
Este documento viene a ser el encuadre general oficial donde la Iglesia quiere que se enmarque la sinodalidad. Fue publicado en el año 2018. En él se ven las barreras tradicionales existentes para dar algunos pasos más en la renovación de la Iglesia. La principal de ellas es la reafirmación de la concepción jerárquica de la Iglesia, que conlleva la división en ella en dos clases: clero y fieles, y dónde se pone el origen de su autoridad, que, dicen, les viene "directamente de Dios". Es una sinodalidad que nos invita a caminar juntos, pero no revueltos, como hermanos, pero no iguales: solo unos pueden decidir, los otros obedecer. Hay muchos que creemos que otra Iglesia es posible.
La inculturación de la fe se trata en los números 54-55 y 92 del Documento de trabajo para la Etapa Continental (DEC) del Sínodo. Estoy participando en dos grupos distintos de reflexión sinodal y como aportación personal he hecho esta reflexión.
José María Álvarez
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