1 de enero de 2011: Jornada mundial por la paz

La libertad religiosa, camino para la paz

 

 

Las religiones deben ser un factor humanizador dentro de la sociedad, deben estar al servicio del desarrollo integral del ser humano y al servicio de una armónica convivencia entre todos, sean cuales fueren las diferencias entre unos y otros. Las religiones deben ser siempre un elemento de unidad, de integración. Deben realizar una función pacificadora. Cuando por circunstancias hay enfrentamientos entre personas, pueblos o naciones, las religiones debieran fomentar la reconciliación, el perdón. No parece que concuerde con las religiones el promover la venganza, la guerra o el castigo.

 

Pero no siempre las religiones ejercieron ese papel positivo en las relaciones humanas. Con frecuencia, cuando una religión alcanzaba una situación mayoritaria en la sociedad, o dominaba los resortes del poder, se imponía a las religiones minoritarias, cuyos miembros en ocasiones eran perseguidos, encarcelados, torturados o ejecutados. Lo hizo el cristianismo en occidente (cruzadas, Inquisición...) y a veces también el islamismo y el hinduismo en los lugares donde estuvieron mayoritariamente implantados. Todavía hoy las minorías cristianas sufren persecución y violencia en países como Pakistán, la India..., fruto de dirigentes fanáticos que conducen a sus fieles a la barbarie.

 

En ocasiones, los que persiguen a los creyentes no lo hacen por razones religiosas sino por ver en la religión, tal como la profesan algunos, un peligro para sus intereses económicos, basados en la explotación de la clase obrera o campesina. El martirio de Mons. Romero y los jesuitas de la Universidad Centroamericana, y tantos otros, sacerdotes y seglares, son ejemplo, de cómo se quisieron acallar las voces que denunciaban las situaciones de injusticia establecida no sólo con la persecución sino con la muerte de los que desde posiciones religiosas se enfrentaban a los poderosos. Otras veces las motivaciones son políticas: se trata de suprimir todo espacio de libertad desde donde puedan surgir críticas al sistema de gobierno.

 

Dentro de la misma Iglesia católica, las posturas dogmáticas impidieron e impiden la libertad religiosa: se sofoca todo que se diga o se haga que no esté dentro de los cánones del pensamiento único oficial. Se expulsa de sus cátedras a quienes no se someten. Se retiran libros que no concuerdan con sus propias opiniones. Se prohíbe incluso opinar sobre determinados temas... El lema escogido este año para la Jornada Mundial de la Paz es: "La libertad religiosa, camino para la paz". Las altas autoridades eclesiásticas que controlan lo que se dice, lo que se escribe y lo que se hace, en este día también debieran preguntarse sobre el respeto a  la libertad religiosa dentro de la propia Iglesia católica.

 

José María Álvarez