20 Diciembre 2015
NUEVAS ELECCIONES AL PARLAMENTO ESPAÑOL
La verdad es que en mi entorno no son muchas las personas que dicen que no van a votar en estas elecciones, pero los hay. Algunos ya no lo hicieron en anteriores ocasiones. La causa de ello, en la gran mayoría, es una inamovible actitud pesimista sobre la clase política: piensan que todos son unos corruptos, creen que todos ven esta actividad como un rico pesebre al que van para engordar. No hay excepciones. Y si las hay son muy pocas, piensan.
Pensando sobre este hecho, os confieso que me resulta llamativo cómo generalizan en este campo, pero no así cuando se trata de otros colectivos. No reniegan con esa radicalidad cuando se trata de la Iglesia. Entonces las conductas desastrosas de algunos son casos aislados.
Yo creo que hay que ser justos a la hora de enjuiciar a los demás, sean quienes sean, incluso a los que se dedican a la política, actividad, por otra parte, imprescindible para la organización de la sociedad. Démonos cuenta de que todos los casos de corrupción que están hoy sobre el tapete de la actualidad implican a gente que no van en las listas que hemos de votar el próximo 20 de Diciembre. Y si algún caso nos parece tan cercano a alguno de ellos que nos parezca que les implique, neguémosles a esos nuestro voto. Hay un amplio abanico para escoger. Algunos han participado muy poco en el gobierno de la nación y otros nada. No es justo proyectar sobre todos los partidos y sobre todos los políticos una condena generalizada de corrupción. No todos ven la política como un lugar fácil para hacer dinero.
Los grandes partidos ya han entendido
que los casos de corrupción les han perjudicado de manera importante, les han
quitado muchos votos. Bien es verdad que hubo casos llamativos donde parece que
la corrupción ha incidido muy poco en los resultados electorales. Ojalá no se
repita más lo que parece una connivencia con el delito y seamos más más
críticos a la hora de ejercer este derecho. Es muy importante que siempre todos
trabajemos algo en el campo de la educación cívica para que cada ciudadano
tenga la formación suficiente para poder discernir acertadamente y no dejarse
atrapar por las propagandas electorales de última hora con unas promesas
grandiosas tan frecuentemente incumplidas. Cada uno está también obligado a
saber de qué va la cosa. Hay que procurar estar bien formados e informados para
así estar protegidos contra engaños y demagogias.
Siempre pude entender a la gente que se abstenía de la política de partidos debido a optar por un compromiso incluso más radical desde una vía alternativa de acción en la sociedad. Un modo diferente de hacer política participando en asociaciones de vecinos, culturales, de padres de alumnos, ONGs… El 15 M puede ser también un buen ejemplo, que sin duda tuvo una influencia decisiva en el cambio político que se produjo en España, aparte de ser origen de un nuevo partido político en buena medida diferente de los que había.
Desde una perspectiva ética que tenga como eje central la opción por los pobres, que hoy cada vez más se abre camino en las conciencias cristianas debido al Papa Francisco, habría que tener en cuenta, pienso yo, a la hora de decidir nuestro voto, cuál sería la opción política que más favorecería a los más necesitados: a los discapacitados, a los parados, a los enfermos, a los que perciben salarios de miseria, a los que perciben pensiones a todas luces insuficientes para vivir dignamente… Puede que tengamos que votar en contra de nuestros intereses personales, pero a eso conduce frecuentemente el tomar la opción por los más necesitados, cuando uno no está incluido en ese grupo. Algunos hasta han dado su vida altruistamente, en defensa de los empobrecidos, no siéndolo ellos. No puedo evitar poner como ejemplo la vida y muerte en Nicaragua de nuestro paisano Gaspar García Laviana, caído en el campo de batalla el día 11 de Diciembre de 1978. El día 12, a las 12h. celebraremos su memoria en Tuilla, lugar donde vivía su familia cuando murió.