ES NECESARIO DAR UN VUELCO A LA SITUACIÓN

 

El presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), Carlos Lesmes, ha manifestado recientemente que la actual Ley de Enjuiciamiento Criminal está "pensada para el robagallinas, no para el gran defraudador", y que ello supone una gran traba para la lucha contra la corrupción. Según él "los delitos propios de la corrupción son complejos de investigar" y la principal carencia es que nuestro sistema procesal "no es adecuado, porque es muy antiguo". A su juicio, son necesarias reformas tanto en la Ley de Enjuiciamiento Criminal como en la que regula la estructura de los tribunales en España.

http://ecodiario.eleconomista.es/interstitial/volver/204858382/politica/noticias/6177619/10/14/Lesmes-dice-que-la-Ley-procesal-esta-pensada-para-el-robagallinas-y-no-para-el-gran-defraudador.html#.Kku8y9TyiX5bObw

Uno se pregunta ¿por qué no se han hecho las reformas necesarias para que el principal objetivo de las leyes no sea la defensa de la propiedad privada, sino más bien, aún sin declinar esta atención, sea en primer lugar la defensa de la propiedad pública? ¿Por qué los legisladores que se han sucedido en las Cortes, PP y PSOE, de una manera u otra siempre con mayoría,  han descuidado los intereses de la colectividad. Han complicado a más no poder la pequeña delincuencia y han dejado el camino expedito para que puedan seguir operando impunemente los corruptos, que han podido robar de mil maneras a las arcas públicas. Es lo que viene a denunciar el Sr. Carlos Lesmes.

En parecida situación se encuentra la lucha contra el fraude fiscal. Sabiendo como se sabe que siempre sería rentable para el Estado dedicar dinero a la lucha contra este fraude, ¿por qué no se dedican más recursos y esfuerzos a ello? ¿Por qué no se endurecen las leyes anticorrupción? A este respecto el exfiscal Villarejo, ligado hoy a la formación política Podemos, junto con Pablo Iglesias, firman un artículo en el País, 1-11-2014, piden se hagan efectivas unas medidas básicas para que desaparezcan los paraísos fiscales, habiendo de responder los bancos de esos países a las preguntas que la policía crea necesario hacer cuando existan fundadas sospechas de corrupción sobre alguna persona. Es realmente escandaloso que exista “un secreto bancario” para que los ladrones puedan ocultar su dinero, que casi siempre es público, dinero de la gente, entre los cuales están todos aquellos que sufren los efectos de los recortes. Cuando se nos dice que “somos pobres”, que “no hay para más”, que saquen los recursos evitando que nos defraudan los más ricos, evitando que nos roben los que manejan los dineros públicos… y administrando mejor. Cada poco se nos recuerda las obras faraónicas inservibles. ¿Por qué no hay leyes que castiguen estos fastuosos dispendios hechos como propaganda política o para propiciar un negocio fraudulento a costa del erario público?

http://elpais.com/elpais/2014/10/08/opinion/1412786141_675847.html

Y todavía a uno le quedan otras muchas preguntas, pero hay una que no puedo dejar de hacer: ¿Dónde están los obispos de España? ¿Han perdido la palabra? ¿Qué razones hay para explicar ese ya histórico enmudecimiento durante este tiempo de progresivo empobrecimiento y de corrupción? ¿No tienen nada que decir viendo que cada vez los pobres son más pobres y los ricos más ricos? Ejercen las funciones de gobierno y el sacerdocio, y desdeñan la profética, que les obligaría a ponerse al lado de los más débiles y a enfrentarse a los poderosos.

Los medios de comunicación han hecho que hoy una gran mayoría sea consciente de la actual mal oliente realidad social. Creo que al menos lo son casi todos los que acuden a las urnas cuando se nos llama a votar. Y también, cada vez más, lo están siendo otros muchos, nuevas gentes, a los que la situación les obliga a pensar, incitándoles su reflexión a la participación. Por eso, el cambio tan espectacular que se está produciendo en la intención de voto en toda España. La situación obliga al cambio, que necesariamente ha de ser profundo. Tendremos que revisar, por ética, nuestros clichés políticos y las opciones personales de voto que hemos tomado hasta la fecha.

José Álvarez. Noviembre 2014