ANTE LA CORRUPCIÓN Y FRAUDE
Con el fin de incorporar a la opinión pública nuestro modo de ver hoy algunos de nuestros más importantes problemas sociales, queremos, una vez más, proclamar nuestra total repulsa del saqueo, tan deplorable y escandaloso, del erario público. Nos indigna sobre manera ver que son precisamente los responsables de administrar nuestros bienes y de velar por ellos los principales implicados en la corrupción y el fraude que día tras día están siendo descubiertos. Pedimos para ellos, como lo están haciendo la mayoría de los ciudadanos, penas de cárcel más severas y la devolución de los bienes de los que delictivamente se apropiaron. Nos asombra que, después de descubrir actuaciones delictivas, quienes presuntamente eran responsables, seguían siendo votados.
Estos delitos claman al cielo, pues, por un lado, están los que se apropian del dinero público, que, situados en la esfera del poder, gozan ya de las mejores condiciones de vida; a veces roban para alcanzar niveles de lujo. Y, por otro lado, están los perjudicados, que somos todos los españoles, pero especialmente aquellos más necesitados a los que el Estado, por falta de recursos, les recortó, inmisericordemente, las ayudas. Recordemos que este año la partida de los servicios sociales y acción social se vio rebajada en un 36,4%.
Pedimos que se protejan al máximo los bienes de propiedad pública. Pedimos que la recaudación de impuestos sea equitativa y eficiente, de tal modo que se haga imposible poder defraudar tanto y tan fácilmente. Parece que se necesitan no sólo más medios, a todas luces insuficientes, sino también nuevas leyes, pues las existentes son ineficaces. Quizás necesitemos también parlamentarios nacionales y políticos distintos en las diferentes administraciones públicas (Autonomías, Diputaciones y Ayuntamientos), que no se corrompan ni se dejen corromper; otros que se preocupen de verdad de legislar y administrar honestamente para defender los intereses de la sociedad.
Nos preguntamos cómo se ha llegado a esta situación de deterioro ético, con tramas de corrupción que parecen mafiosas. Pensamos que faltan cauces efectivos de control ciudadano de las instituciones públicas, que debe haber una total transparencia en todos los niveles institucionales públicos. También es responsable el individualismo tan generalizado que inhibe a una gran mayoría de la actividad pública. Es imprescindible participar más, trabajar todos juntos sin desánimo por el bien común, pues de otro modo el enorme poder del capitalismo económico-financiero nos tendrá siempre en sus manos.
Creemos también que es importante rearmarnos ideológicamente, saber el por qué y el para qué de nuestro esfuerzo en hacer un mundo mejor. Nos parece que la mayoría de los dirigentes sociales carecen de ideales. Es por eso por lo que muchos se dejan seducir por el pensamiento único dominante del materialismo neoliberal, cuyo eje central es el tener más a costa de lo que sea. Un humanismo progresista ha de tener como centro la persona humana engarzada en el conjunto social y el bien común ha de ser el único criterio de la actividad pública. Nuestra condición humana nos iguala a todos y nos integra en una colectividad fraternal. Sólo si valoramos más el ser que el tener podremos superar todas las trampas que nos pongan en el camino para apartarnos de nuestros ideales éticos.
Los hechos de corrupción y fraude, tanto por la cantidad de dinero, como por las personas e instituciones implicadas, están llevando a muchos a una postura de total pesimismo social, a un querer abstenerse en las próximas elecciones y a una condena generalizada e indiscriminada de las clases dirigentes. El humanismo que nos anima y la fe que profesamos nos ayudan a mantener vivo nuestro compromiso social y alientan y sostienen nuestro ánimo para seguir creyendo que la situación tiene salida. Para muchos los movimientos sociales que crean nuevos cauces de participación son una esperanza para hacer una sociedad más equitativa y solidaria. Seguimos pensando que no todos los políticos son iguales. Estamos obligados a un ejercicio de discernimiento para reconocer a los que podemos poner en sus manos la responsabilidad política.
FORO DE CRISTIANOS “GASPAR GARCÍA LAVIANA”
GIJÓN, 1 de Diciembre 2014